Reloj

domingo, 6 de octubre de 2013

Hablame del amor

"El amor es una distracción"... Sí pero no. Es una distracción, efectivamente, pero es la mejor de las distracciones. El amor es dejar de pensar en ti para empezar a pensar en otra persona. Te distraes de ti mismo, dejas el egoísmo a un lado para cuidar y proteger a alguien más. No porque esperes nada a cambio, sino porque te apetece. Te late.

El amor es el mayor gesto de grandeza jamás inventado por el hombre. El amor es necesario. Es lo que nos arranca por las mañanas y nos da energía para superar lo que venga, las piedras y pedruscos que nos pongan en el camino.

El amor es fabricante de sonrisas. Te dibuja tal expresión de felicidad que hasta te duele el rostro. Tu campo de visión se reduce hasta que solo le ves a Él.

No hay nada mejor que ver a un hombre enamorado. Se convierten en niños pequeños, se les ilumina el rostro de ilusión, como la mañana de Navidad al ver el cúmulo de regalos bajo el árbol. Se transforman en caballeros de la tabla redonda, con su afán protector y los brazos preparados para abrazarnos si el momento así lo requiere y cuando no lo requiere, también. Se vuelven payasos porque no hay nada que les guste más que hacernos reír. Y cuánto más reímos más se enamoran.


Por supuesto, la vida muchas veces nos da un guantazo y nos torna del revés. Pero hoy quiero hablar en positivo. Ya habrá tiempo para pensar en los diminutos, minúsculos e insignificantes desaires que trae consigo estar enamorado.

Tarde o temprano el amor llega. No hay que buscarlo. La grandísima mayoría de veces si buscamos podemos caer -y caeremos- en el error de confundirnos y de pensar que eso que tenemos es amor, cuando puede ser muchas cosas, pero amor, del de verdad, del que te derrite la sangre y sonroja tus mejillas, de ese no.

El mejor tipo de amor es el que te permite ser tu mismo en brazos de otra persona.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Nota: solo los miembros de este blog pueden publicar comentarios.