Hoy me apetece hablar de mi. Por eso voy a hablar del mar. Esa infinita
tierra de agua que invade el único lugar en el que la propia tierra
queda atrás. Hablar del mar y de mí viene a ser lo mismo. No concibo la
vida sin poder verlo de vez en cuando.
El Verano que llegó también se merece
una entrada. Pues el también es yo, el buen tiempo y el mar viene a
ser eso. Yo y el buen tiempo. Por eso, al hablar de mar, también hablo del verano y lo corono, como digno merecedor de todos los honores.
Pues gracias a su teórica llegada, exiliamos al invierno por unos meses que nunca viene mal.
Siempre
he pensado que el mar es una explosión de belleza. Que los momentos más
mágicos de la vida tienen lugar en el mar, o están relacionados con él.
El mar me parece el lugar mas bello de la tierra sin estar en la
tierra.
Cuando lo observo me siento la persona más
libre del mundo. La más feliz. Asocio el mar a un éxtasis en el que uno entra. Un
desborde de las sensaciones dormidas que las personas tienen en la
tierra, y que sólo en el mar se despiertan.
No
concibo la vida sin el mar ha estado presente en muchos de los momentos mas importantes de mi vida. En cada acción. En cada palabra, en cada sentimiento, en cada
mirada. Es el mar el que se refleja en todo. El mar, esa puerta abierta a
ser uno mismo.
El mar me ha
regalado las estampas mas bellas que recuerde. Los momentos en los que
he estado rodeado de belleza. El mar es una canción, una sensación y un
millón de colores. El mar es una historia de la que salen miles de
historias. Pequeñas historias que son la vida. Dulces recuerdos que salen de la sal.
Podremos tal vez algún día no muy lejano echar la vista atrás y seguir observando el mar tal como lo recordamos? Seguirán siendo las mismas aguas donde una vez nuestros ojos se miraron y sin decir nada lo dijimos todo?
Quieres ser mi mar amor mio??
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