Todos saben lo que sientes, pero ellos se olvidan cuando van a casa. Ellos no notan el peso de la bola en la cama, subiendo las escaleras o dando un simple paseo.
Todos saben una fácil solución, buscar la llave o romper la cadena, pero ninguno encuentra ese mágico trozo de metal que abre la cerradura porque solo eres tu el que mira debajo de cada piedra y nada de lo que encuentras entra en el cerrojo y cuando pruebas con la cadena aprendes que es mas dura que cualquier sierra.
Al final solo sueltan palabrería y te das cuenta de que estas solo, y es entonces cuando te das cuenta, solo te entenderá alguien con tu misma cadena, porque nadie levantará la bola para que sientas cinco minutos de alivio.
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