Reloj

miércoles, 31 de julio de 2013

A pesar de todo...

A pesar de todo, aún me afecta el que dirán. No sé, a lo mejor es por mis vivencias, por todo lo que pasé en mi adolescencia.

 

Cada vez estoy mas convencido de que lo que se vive en la niñez repercute en nuestra vida futura. Nuestra forma de ser, como vemos la vida, nuestros resentimientos y actos son consecuencias de nuestras vivencias.

 

Yo fui un niño muy abierto y simpático, pero no era aceptado por los demás la verdad, no es eso lo más importante pero cuando se tienen 12,13,14 años duele mucho que se metan contigo por tu altura, por tus ademanes o por tu forma de andar y con todas esas cosas me he convertido en alguien que siempre quiere gustar. 

 

Necesito ser reconocido, que lo que hago guste, necesito sentirme bien con lo que hago y que se sientan bien los demás.

 

Sí, ya sé que es imposible gustarle a todo el mundo, pero cada vez que un “alma caritativa” me dice que alguien ha hablado mal de mí, en vez de pasar del tema, pues le doy vueltas y vueltas y yo sólo me digo: ¿Pero esa persona te importa, es algo tuyo? Pues ya está, olvídate,… pero no puedo, así que si quien lo hace es alguien que es importante para mí, pues a sufrir se ha dicho, durante un tiempo largo.

 

Pienso que lo mas importante es, al llegar la noche y estar solos con nosotros mismos en la cama, hacer un balance de como nos ha ido el día. ¿Hemos hecho lo que creíamos que teníamos que hacer? ¿Hemos hecho daño a alguien deliberadamente? Pues si nos contestamos que no, a dormir se ha dicho con una sonrisa en la cara, y entonces yo me digo, “Si no he hecho nada más que lo que creía que tenía que hacer, porque me importan las habladurías de gente sin sentido y con ganas de hacer daño”.

 

Es que es muy difícil encontrar el equilibrio , pero para eso somos humanos, para tener dudas.

 

Y entonces, me digo que todo no es como el cuento de la Cenicienta, ahora guapa, y ahora desastre, y que no tenemos un hada madrina que nos soluciona el problema con un toque de varita.

 

A pesar de todo, no me puedo quejar, que no soy un mártir ni estoy sufriendo todo el día, pero esas cosillas, pues se me clavan y me afectan.

 

En fin, que se pasan momentos mejores, y momentos peores, y que a veces necesitamos desahogarnos un poquito. 


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