Reloj

viernes, 19 de julio de 2013

Diario de un Hipócrita: "dicese de aquel Fingimiento de cualidades o sentimientos contrarios a los que verdaderamente se tienen o experimentan"

Corrían los años sesenta cuando un joven de a penas veinte años ingresó voluntariamente en un psiquiátrico con la intención de que lo convirtieran en una persona heterosexual; Procedía de una familia ultra-católica y él mismo renegaba de quién era, no quería que sus allegados sufrieran por su "enfermedad" y se avergonzaba de sus gustos sexuales, pues imaginaos toda una vida recibiendo una enseñanza estricta y luego ver que no puedes seguirla por fuerzas mayores.

Acompañado por sus padres renegó de su libertad y entró en aquella jaula de paredes blancas y ecos desgarradores que provenían de las habitaciones; Caminó por aquel pasillo que se hacía interminable a medida que avanzaba, sentía que lo habían condenado a muerte, que le esperaba la silla eléctrica. Junto con una enfermera y el loquero que llevaba aquellas instalaciones llegaron al último habitáculo, sombrío, sin alma, sólo un proyector y una silla de metal. Lo ataron de pies y manos y le inyectaron una sustancia que hizo que enfermara de repente (vómitos, diarreas, mareos, sudores) a la vez que lo exponían a una serie de videos de personas homosexuales besándose y fotografías de hombres medio desnudos. Estuvo durante horas expuesto a esa terapia, o mejor dicho experimento forzoso; Cuando lo desataron rogó que le dejaran marchar ya que había ingresado de forma voluntaria y no quería continuar con ese castigo, pero el psiquiatra que llevaba aquel enfermizo experimento hizo oídos sordos y le propinó electro-choks dejándolo medio moribundo.

Finalmente cuando abrió los ojos y tras varias lágrimas derramadas en el suelo junto con su propio vómito le dejaron firmar su alta y logró salir de aquella cárcel. Aquel día le hizo abrir los ojos, nació así y nadie le haría cambiar a base de torturas, debía ser feliz y escribir las páginas en blanco de su propio destino. Era su vida y nadie la viviría por él, nadie sentiría lo que él siente si reniega de su ser, si reniega de sus alas.

A la semana siguiente el joven ya orgulloso por quién era visitó un local de ambiente con unos
amigos; Estaba bailando cuando se percató de que un hombre aparentemente atractivo sentado en la barra lo miraba con deseo. Nuestro joven pájaro se acercó para conocerlo y para su sorpresa... ¡era su psiquiatra!
 
La especie humana puede llegar a ser más falsa de lo que había imaginado. Ya no sólo hacen daño a personas que tienen una opinión contraria, sino que hacen daño a sus semejantes para ocultar lo que ellos mismos piensan y no se atreven a decir o hacer.

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